[CINÉFILO PROMEDIO] «1917»


La odisea del soldado

«1917» (2019) de Sam Mendes es una muy buena película, que duda cabe. Aborda un conflicto cuerpo a cuerpo del cual se sabe poco, la Primera Guerra Mundial. Estamos hablando de una historia mucho más desconocida comparada con el segundo enfrentamiento global, con menos registros y sin toda la documentalización real y ficcionada que por ejemplo se sigue revisitando en occidente a propósito del nazismo, Pearl Harbor o las bombas nucleares. Esto es más «primitivo» si se quiere. Acá no hay «Día D» ni desembarco aliado en Normandía, todo es mucho menos tecnológico y como se enfatiza, más íntimo.

La relevancia de la infantería hace que lo visual en tierra se haga muy importante. A ratos por su estilo me recordó algo de «Dunkirk» de Christopher Nolan, ya que usa con elocuencia el poder de la fotografía y los entornos, el respiro del soldado (aunque Nolan privilegia el punto de vista del protagonista y aquí la cámara más bien «acompaña»), pero en «1917» el paso es más profundo para situarnos mejor en los hechos tomándose literalmente todo el tiempo del mundo para exhibirnos los detalles y hacer casi desaparecer los cortes.

Al igual que la mencionada «Dunkirk», los diálogos pueden estar ausentes por largos períodos dejando que las imágenes hablen por sí solas pero hay un actor extra que le da solidez a los momentos de tensión y los lleva a un suspenso bélico de calidad: La tremenda musicalización. La mezcla sonora de «1917» es de las que golpea y estremece, pudiendo dejarte al borde del asiento, un anhelo de todo espectador y de la crítica. Un factor a la altura de los protagónicos para sumar a un relato que genera inquietud, curiosidad.

Es verdad que este estilo pudiera generar baches de ritmo e incluso como film hacerse algo lento para algunos pero los planos largos con tomas extensas tienen un fin y sello pensado y cuidado por Sam Mendes, dan la impresión de estar ahí y le dan continuidad a las escenas. Pese a su espesura y calma nerviosa, estas extensiones continuas privilegian la historia, son el pie para lo que sigue y trabajan para el todo. Por eso en rigor la película dura menos de dos horas pero puede engañar sobre sus tiempos. No se ha dejado nada al azar, ni secundarios, escenas o interludios, eso es mucho trabajo.

A todas luces «1917» es un aporte, uno de los buenos. Sale de la «zona de confort» de las cintas bélicas y apuesta por una puerta empolvada en los libros de historia. Lo hace con empeño minimalista, con todos los costos que esto pudiera ocasionar en públicos menos habituados a estos ejercicios pero es una prueba más del talento realizador de Mendes y su equipo y por qué no, es también un tributo a hombres simples de otra época y acciones que cambiaron el curso del mundo y la vida de miles de personas.

Recomendación: Buena. Riquísimo trabajo directoril. Sus tiempos y ritmos pueden no ser para todos.

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